Soñar, imaginar, conocer...

Posted by María García Esperón


Entrevista de Karla Zanabria en El Financiero
23 abril 2007
(Fragmentos)

La autora expone en entrevista cómo fue que ligó una ciudad antigua y destruida con experiencias de adolescentes contemporáneos, sus lectores potenciales.


-Estaba leyendo la biografía que sobre Cleopatra VII escribió Emil Ludwig y de repente tomé conciencia que me había metido a Alejandría gracias a las palabras. Me vi vagando por sus calles, escuchando el griego bajo la égida de los Tolomeos. En ese fluir me apareció el rostro de una niña de nueve años que en el transcurso de unos días ve caer su ciudad, morir a su madre y a su padre. Una niña que es arrancada de su patria, de su infancia.


A través de sus vivencias recuperé la Alejandría del mundo antiguo, la no tocada por los fanatismos de las religiones monoteístas, cuyo rostro sumergido hemos podido contemplar gracias al afán de arqueólogos actuales como Frank Goddio.


-¿Escribió este libro con fines didácticos o para estimular la imaginación de los jóvenes a partir de datos históricos?


-Mi intención es hacer una arqueología del alma, buscar sentimientos y motivaciones en los protagonistas de hechos históricos que han sido reseñados por los historiadores, siempre desde una perspectiva externa. ¿Quién puede decir lo que estaba pensando realmente César cuando cruzó el Rubicón o Cleopatra al ser mordida por el áspid, si esto ocurrió? Quizá podríamos saber un poco mediante una aproximación imaginativa que tenga mucho de ensoñación, entendeida como un modo de crear pero también como un modo de conocer. La subjetividad y sus múltiples senderos son criaturas de la imaginación, de la ensoñación. Como lectora, busco libros que me hagan soñar, imaginar, conocer.

Nuestra querida Alejandría, Bogotá, abril 2007

Posted by María García Esperón Etiquetas: , , ,

 *Texto leído en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, al recibir el Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil Norma Fundalectura 2007. 
En los últimos meses he pensado tanto en “Querida Alejandría” que ya forma parte de mí. Por eso me cuesta trabajo ahora distanciarme de lo que ya me conforma para hablar de ella.
Digamos, para empezar, que encontré a Cleopatra Selene en el margen de una biografía sobre su madre, la justamente célebre Cleopatra Séptima. La encontré entre las sombras de su palacio alejandrino, asomada con timidez al balcón de la historia desde sus cuatro, diez y catorce años. Niña sin palabras y sin rostro, sin aparente destino y sin voz.
Cuando la encontré, hará unos diez años, tuve el deseo acucioso de encontrar su historia completa para a mi vez contarla y que no se perdiera. Había tantos huecos, tantos días, tantos meses, tantos años sin que los historiadores vencedores dieran cuenta de su destino que tuve literalmente que caminar hacia muchas fuentes para destilar en esos huecos el licor de la Memoria.
Porque unos nos acordamos de los otros. Entre unos y otros ayudamos a tejer esa tela corazonada de recuerdos.

Encontré, por la naturaleza de mi trabajo periodístico, datos concretos del príncipe Juba de Numidia, un enciclopedista de antes de la invención de la Enciclopedia, que fue quien bautizó, por cierto, a las Islas Canarias en el curso de una expedición en la que en una de ellas fue recibido por perros cimarrones, perros salvajes que hicieron exclamar al viajero algo así como “Estas islas son Canarias”. Supe que la obra enciclopédica de Juba, muy al gusto del helenismo romano como las Noches Áticas de Aulo Gelio, plenas de noticias interesantes y reflexiones pintorescas, se había perdido. Supe que había sido rey de un estado vasallo de Roma y que se había casado con Cleopatra Selene.

Hace diez años yo no pensaba escribir para jóvenes lectores. Así que emprendí una novela sobre Selene en un tono que pensándolo bien no era el que le convenía. Ese esbozo lo perdí junto con la memoria de una computadora y no volví al proyecto sino hasta 2005, ya perfectamente decidida a escribir literatura juvenil. Entonces escuché su voz, clara y fresca, dictándome las palabras, las oraciones, los recuerdos. 
 Escribía de noche y me iba a la cama arrullada por esa lengua que a ratos era griego y a ratos latín y que se hacía un murmullo soñador pleno de sentidos. Entrando al mundo del sueño tuve dos intuiciones que me parecen fundamentales en la construcción de la novela: Serían cartas, cartas que Selene escribiría a su ciudad perdida, para como ella dice, volverla a hacer desde la entraña misma del sueño. Y tendría cinco capítulos de 20 hojas cada uno que llevarían por títulos las letras de mi amado alfabeto griego. (En griego las letras sirven de números). Cuando en el transcurso de la escritura al paralelo con la investigación, que es como a mí me acomoda escribir me enteré que según Plutarco los barrios en Alejandría eran designados con las letras del alfabeto griego, tuve una experiencia de conocimiento tremenda. Hay diversos tipos de conocimiento, en el conocimiento estético se da por connaturalidad afectiva, hay un intercambio de naturalezas y eso es lo que sucedió: la novela tiene una estructura que puede compararse a la estructura de la antigua ciudad, por lo tanto la novela es o aspira a ser, de alguna manera, la perdida Alejandría.

Porque esa Alejandría ha estado perdida muchos años. Viva en los textos, en las palabras y en los jirones de palabras, en el recuento de las siete maravillas... pero perdida.

Perdida, sumergida, asulagada en el Mediterráneo, donde un sismo o una serie de sismos sumergieron el palacio de Cleopatra, las calles y el faro, esa maravilla. La moderna arqueología subacuática y el empeño entusiasta de Franck Goddio han sacado en los últimos años piezas que te golpean con la belleza de los sueños perdidos y encontrados: esfinges, columnas, fragmentos de piso. Una efigie de Serapis, el dios alejandrino por excelencia, fue hallada de esta manera. 
En el fragmento final de “Querida Alejandría”, Selene tiene la visión del rostro de Serapis bajo el agua “con los serenos ojos abiertos”. También dice ver “una lágrima en los ojos de Serapis”.... pero es que en realidad Alejandría y sus deidades y esperanzas y su ideal de humanidad están envueltas por el sudario de una lágrima. Porque como dijo Virgilio “hay lágrimas de las cosas” y las cosas lloran, por nosotros y en nosotros.

Al pensar en Cleopatra Selene como una niña que vio pasar la historia a través del puerto de Alejandría y que, viajera ella misma, se convirtió en parte de la urdimbre del nuevo mundo que Roma tejía, pensé también que sería más que interesante, entrañable, que los jóvenes lectores del siglo 21 supieran de ella y de su mundo perdido a través de sus propias palabras.
Que jóvenes que se debaten y agonizan por encarnar los cuestionables modelos que impone la cultura consumista y superficial se enteraran de sus intentos por dar sentido a la desgracia, de su increíble amor por la belleza y de su natural talante compasivo.
Cleopatra Selene, la joven que recuerda, sabe que la única manera de curar tanto dolor será a través de la memoria, de esa memoria compasiva y compadecida y que sólo en los recuerdos narrados a un interlocutor de privilegio, Alejandría, ese dolor tendrá sentido y la sangre derramada y la traición y la muerte dejarán paso a la Vida, a la Belleza y a la Lealtad... y que ese será su mundo, porque es el mundo que ella escoge... y al escogerlo, lo trae a la vida.

Mi otro empeño es el de tratar con todas las fuerzas de las que pueda disponer de salvar del Olvido la Memoria. Memoria, Mnemosine, era una divinidad en el mundo antiguo. La madre de las Musas. Memoria que es cultura, belleza, avance del espíritu humano en el entendimiento del mismo espíritu humano. Mitos, historias, leyendas, Historia, hechos, sueños que se han inspirado unos a otros, hablo en concreto de los héroes homéricos inspiradores de Alejandro Magno. Alejandro inspirador de César, César inspirador de Napoleón y de Bolívar. Bolívar que en muchos aspectos vivió la vida de Julio César y quizá lo fue...

Grandes hombres cuyas vidas fueron convertidas en la sucesión de valientes metáforas que por muchos años constituyeron la educación, la paideia, el ambiente espiritual al que se podía aspirar, con el que se podía soñar y no con esta dialéctica del desencanto que venimos arrastrando desde hace unas dos generaciones, que trata de consolarse con la parodia, la excesiva llaneza o la superficialidad en las obras que con muy buenas intenciones y muchas veces con recursos del Estado se dirigen a los niños y jóvenes. 
Ahora quisiera hablar de las lenguas de Cleopatra Selene. El griego y el latín, los idiomas del helenismo. Para esto, una reflexión acerca del destino histórico de un idioma determinado. Un sensible poeta, Paul Celan, que vive los dolorosos días del holocausto, percibe que en muchos lugares la lengua alemana era asesinada porque la hacían hablar de tal o cual modo en la terrible dialéctica de la destrucción y de la muerte. Hablando de esto, Jacques Derrida dijo que el nazismo había sido un crimen contra la lengua alemana. El poeta sería el único que podría resucitarla, pero para resucitarla tuvo que estar muy cerca de su cadáver para, en el milagro poético, convertirla de nuevo en lengua de vida.

El español, nuestro español, no ha dejado de ser una lengua de vida. Como el piadoso Eneas no ha dejado de portar en su estructura a su padre y a su madre- el griego y el latín, las lenguas de Cleopatra Selene- Las frases latinas que aparecen en “Querida Alejandría” se funden de tal manera con las españolas que las enmarcan que podría decir que en esta lengua que hablamos y en la que escribí o soñé esta novela viven y respiran César y Antonio, Horacio y Virgilio, Cleopatra y sus hijos. Al recordar, al escribir, Selene sabe que está, como el poeta del holocausto, muy cercana a la posibilidad de la muerte de su lengua, de sus lenguas, que significaría la muerte del espíritu de su cultura –nuestra cultura- y con sencillez y con asombro, como dice ella... las hace renacer.

Porque esta lengua que hablamos está llena de espíritu –está llena de dioses y está llena de héroes.
Los antiguos creían que el espíritu del héroe enterrado en su monumento seguía protegiendo a la ciudad –de ahí la importancia del sepulcro de Alejandro Magno, hasta ahora no encontrado- y el profundo significado de los textos literarios que pretenden curar, cuidar, salvar ese espíritu.

Otro profundo significado que espero guarde esta novela para sus lectores es el de la Biblioteca. La Biblioteca de Alejandría no era un depósito de papiros sino un símbolo de belleza sobrecogedora. Esto lo ha dicho Borges en ese poema hermoso en el que habla de la destrucción de la Biblioteca por el fuego... En el año primero de la Héjira, Omar que subyugó a los persas y que impone el Islam sobre la Tierra, ordena a sus soldados que destruyan por el fuego la larga Biblioteca que no perecerá... no importa que se destruya, “las vigilias humanas engendraron los infinitos libros. Si de todos /no quedara uno solo, volverían a engendrar cada hoja y cada línea, cada trabajo y cada amor de Hércules, cada lección de cada manuscrito”. Volver a engendrar... renacer... Nacemos una sola vez, pero podemos renacer muchas veces. Y si en el nacimiento hay algo de fatal, en el renacimiento, en los renacimientos, hay mucho de libertad. Escogemos renacer, como Cleopatra Selene, que al recordar, escoge amar y construir y no odiar y destruir...

Podría estar hablando mil noches y una... pero tal vez lo que más quiero resaltar en esta oportunidad inolvidable que me brindan ustedes, es el proceso de edición y publicación de “Querida Alejandría”. Con Cristina Puerta, María Cristina Rincón en Colombia y Lorenza Estandía en México tuve la oportunidad de vivir la maravillosa experiencia de sacar a la luz un libro. Un libro. No unas hojas con pasta y pegamento, sino un libro. Esa entidad salida de la psique que es como el genio en la botella: sólo sale para quien sabe abrirlo. Y quien sabe abrirlo –escribirlo o leerlo, es igual- sueña y respira hondo porque encuentra la juventud de las imágenes del mundo. 
Con Cristina, María Cristina y Lorenza viví meses de maravilla en la que este libro se hizo hermoso gracias a ellas. Lo soñamos y lo respiramos hondo en un vaivén que parecía un cante de ida y vuelta y que dio como resultado lo que no han podido hacer los arqueólogos con la tecnología del siglo 21, traer al presente, trémula de vida, como recién salida de las manos del sueño, a “nuestra” Querida Alejandría.

Querida Alejandría, lectura en la Preparatoria de la UNAM

Posted by María García Esperón


Los alumnos del grupo 567 y 599 de la Preparatoria Número 5 de la UNAM leyeron Querida Alejandría en un Círculo de Lectura.


Ésta es una de las opiniones vertidas:


Me gusta la forma en que a pesar de todo lo que ocurre, ella siga amando a  esa ciudad. La forma en que se expresa de Alejandría refleja el amor que  le tiene a lo único que le queda. 


La ciudad es la representación de su  familia, es como una amiga a la que le cuenta sus proyectos y los detalles  de su vida.


(Carolina Ignorosa Nava)

Una entrevista desde Buenos Aires

Posted by María García Esperón

Rodrigo, Joaquín, Hernán y Bruno, de primer año en el ILSE  
(Instituto Libre de Segunda Enseñanza) de Buenos Aires conversaron conmigo a propósito de Querida Alejandría, "para realizar un mejor enfoque" de la novela. Agradezco a su profesora de latín, Mariana Breijo, que haya acercado a los alumnos al texto de la manera que lo hizo, vivencial e interesante.




¿Que la motivó a escribir la novela?


Mi interés por la historia antigua -en particular por el helenismo, que considero es uno de los períodos culturales más ricos y efervesecentes en ideas, en creación, en geopolítica- y una inmediata simpatía por el personaje de Cleopatra Selene, al descubrirlo en una biografía sobre Cleopatra Séptima, del autor Emil Ludwig. Me pareció fascinante revisar los hechos de la caída de Alejandría no desde el punto de vista de sus protagonistas más conocidos -Cleopatra, Marco Antonio, Octavio- sino el de una niña, de la que podría decirse estaba al margen de la Historia. Gracias a la ficción, en este caso de mi novela, Cleopatra Selene se convierte en la protagonista y su discurso nostálgico, en el eje no sólo de su historia, sino de la Historia. Porque a fin de cuentas, la Historia la hacemos las personas. La padecemos. Y la transformamos.


¿En que contexto histórico la ubica?


En la segunda mitad del siglo I a.C. Un siglo de excepción, en el que Roma emerge con una fuerza increíble y en el que vive Julio César. El Mediterráneo presenta reinos muy interesantes, surgidos del proyecto histórico y de conquistas de Alejandro Magno. El helenismo es una riquísima caldera donde se funde el espíritu griego con el refinamiento oriental. Es el siglo de César, pero también el de Mitrídates, el de Herodes el Grande, el de Cleopatra, el de los altivos reyes númidas, me refiero al padre de Juba, también llamado Juba. No ha nacido el cristianismo. Pero campean el estoicismo y el epicureísmo entre los habitantes cultos de ese Mediterráneo que también fermenta las religiones mistéricas -los cultos de Isis, el mitraísmo, etc.- que hablan de intensos movimientos del espíritu.





¿Los personajes que se desarrollan en la novela, existieron o son meramente ficcionales?


Querida Alejandría es una novela histórica. La mayoría de sus personajes lo son. Producto de la ficción son el eunuco Basilio, Farses el persa y Deífobo, el maestro griego.


¿Que fuentes históricas tomó para escribir la novela?


Las Vidas Paralelas de Plutarco, principalmente. Los Comentarios de la Guerra Civil de Julio César. ¡Adoro los clásicos! Los he leído desde niña, así que estaba familiarizada con el tema al escribir la novela. También me inspiré en Shakespeare, -que a su vez se inspiró en Plutarco-, concretamente en las obras Antonio y Cleopatra y Julio César. Y también en Bernard Shaw, en su Antonio y Cleopatra. Y en Yo, Claudio de Robert Graves para absorber los ambientes de la Roma de Augusto. Les hablo de obras de ficción, de dramas y novelas porque yo soy una escritora y no una historiadora y persigo a través del arte ofrecer a los lectores la dimensión humana de los personajes, su verdad.





¿Por que razón Cleopatra Selene no es tan conocida como Cleopatra Séptima?


Porque los registros de su vida, como los de su esposo, Juba II fueron barridos por el tiempo. Los historiadores de la época se centraron en vilipendiar a Cleopatra y a Marco Antonio y glorificar a Augusto. De los niños no se ocuparon, ya que eran solamente príncipes rehenes, piezas del ajedrez político. Juba era incondicional de Augusto, reinó en Mauritania, cultivó la erudición y de sus obras no queda nada, mas que un desvaído recuerdo. Se perdieron, se quemaron, se olvidaron. Además, en compración, Cleopatra VII es una figura muy atractiva, reúne en su persona muchos símbolos, el prestigio de los faraones, el helenismo de los Tolomeos, su historia de amor con Julio César, su unión con Marco Antonio, su derrota, su espectacular muerte. En comparación, la vida de Cleopatra Selene es menos brillante, menos atractiva... pero tiene el encanto de una pálida luna, la luna de su nombre y esa poesía esencial de las historias perdidas.


En su Blog usted dice que la línea de tiempo de la novela se encuentra escrita en la estructura básica del in media res: ¿que quiere decir esto esto? ¿Que diferencias presenta de la línea de tiempo normal?


In media res significa "a la mitad del asunto". Esta estructura me seduce, porque una de mis obsesiones es atisbar la estructura del tiempo y de la memoria. Pienso que el "in media res" es la técnica que mejor aprehende el modo en que percibimos el ahora y aquí. En cualquier lugar y en cualquier segundo que te encuentres llegas con tus recuerdos y con tus proyecciones a futuro. El presente se compone de eso, de pasado y de futuro, de retrospección y prospección. Es la técnica que impera en Homero: hace que los guerreros de la Iliada, a punto de entrar en combate singular, recuerden no sólo a sus ancestros remotos sio hasta los objetos que les han sido queridos, una vez cumplido el tributo a la memoria se hace una referencia al futuro, al destino final del héroe.
Y con un pie en el pasado y otro en el futuro, el guerrero arroja la lanza de bronce contra el oponente. Cleopatra Selene comienza sus cartas el día que le anuncian se casará con Juba, se pone a recordar y en el capítulo "Delta" su pasado alcanza su presente, llega a "la mitad del asunto" y junto con Selene, los lectores descubren qué le depara el futuro.
Cuando escribí la novela no premedité la estructura, simplemente dejé fluir los recuerdos de Cleopatra Selene como si fueran míos.


Querida Alejandría: una experiencia de lectura en Querétaro

Posted by María García Esperón



Algunos de los alumnos de inglés de María Constantino, en Querétaro, inmersos en su espectacular aventura de leer en español y discutir en inglés, me han enviado sus opiniones. Esta es la carta de Artemio, y más abajo, mi respuesta:


Hi I am Artemio and I read your book and these are my opinions about it.


I am from Queretaro and I am studying with Maria Constantino in the letter you will find my doubts and my personal opinion.


My point of view about the book is the next: I think it is a Little bit complicated but I liked it because it’s a good chance to known about Egypt, Alexandria and the roman culture I liked in special because it is a different kind to see the history that make it more dynamic and special to read, I like this kind of reading, I mean writing it like a letter to her origin city is new for me.


I would like to ask you about some things that I have doubts.


1. – why did you write this book?


2. - what were your sources?


3. - who is your favorite character (not Selene)?


4. - why did you change the last part of the history about Alejandro Elios?


And these points are some things that I would like to understand more about the history because I didn’t understand it at all.


1. It could be a good idea to put a map lo locate the cities and geography because you wrote about cities that I don’t know and probably no one without a history knowledge.
2. A time line could help to locate some dates and who was first because the names repeat it a lot.


I didn’t understand at all the book and it’s a difficult book to read to me (I’m not used to read so that’s maybe that is the reason that I couldn’t understand the book at all) I need a time to read it but its different that the movies or the history that I think I know it teach me something that I didn’t know like Cleopatra’s sons their relationship with Rome and that Rome used defeated people like trophies.




Dear Artemio:




Thank you for writing and of course reading my novel. Your points of view are very interesting, as your suggestions. I love maps and if I were the editor I will put a map of the Mediterranean world in the book. Also the time-line, perhaps as little numbers in the margins of the pages, because Selene begins her memories in media res, in the middle of the story, then she goes towards the past and then to the present towards the future.


1) I wrote the novel because I felt the need of talking about Selene, a real person of real History that has been forgotten through many centuries.


2) My sources were ancient writers like Plutarch, and the book Civil War of Julius Caesar. Also the biography about Cleopatra written by Emil Ludwig.


3)My favorite character above all is Julius Caesar. In my novel, he is dead, but almost all of the characters are living the consequences of what he did, of what he said. And I tell you that I have written a novel about Julius Caesar, that maybe will be published this year. The title is "The ring of Caesar".


4) Unlike historians, in literature you have a great amount of freedom. I felt free to give Alexander Helios an open destiny, because there is anything clear about his life. We don't know if he died in Rome, or if he went with Selene and Juba to Mauritania, if he was murdered in the tough imperial politics, etc. Somebody has told me to write the story of Alexander Helios, supposing he was able to leave Rome and reach the East, the fabulous East... Perhaps I will, someday.


Yours sincerely,


Maria

Querida Alejandría: Book Art desde España

Posted by María García Esperón

La portada de Querida Alejandría en esta edición de arte




Selene-Hada Moreno Ortega es, como su nombre lo indica, una persona mágica.
Se le planteó como necesidad existencial el ir en busca del origen
de la primera parte de su nombre y dio inicio a una fascinante investigación en torno a la persona histórica de Cleopatra Selene.





Gamma

En ese camino, que no es más que una entonación del délfico "Conócete a ti mismo", encontró la referencia a Querida Alejandría. Pero este libro no está disponible en España y hay que pedirlo directamente a Colombia. Selene-Hada me escribió ayer y de inmediato entramos en la misma vibración, misma frecuencia. Le hice llegar mi manuscrito y a las pocas horas esta joven catalana experta en Reflexología Podal y Naturopatía y dedicada a su carrera de cantautora, ya había encendido una varita de incienso Mapa de Mina para que mis libros lleguen a españa y sus canciones a México, y armado un despliegue de arte y poesía en torno a un personaje histórico que se llama como ella. Y que con su iniciativa y pasión vuelve, de una manera misteriosa, a la vida.


Querida Alejandría, hoy cumplo catorce años y...

Del papiro al Book-Art

Una lectora llamada Selene

Posted by María García Esperón


Selene-Hada Moreno Ortega

"Me dirigí a ti para conocer dónde comprar tu libro y en lugar de una tienda encontré a una persona que si hubiera encontrado cara a cara, habría invitado a mi casa".


Encontrar el libro que nos mueve, que nos marca o que nos cambia es una de las experiencias más profundas que puedan tenerse.

Y para alguien que escribe, encontrar o ser encontrado por una persona que ha buscado, preguntado y leído nuestro libro, y que no ha sido defraudada en su expectativa es un sabor inigualable, de los que deseamos duren para siempre.

Transcribo la carta de Selene-Hada Moreno Ortega, que al querer saber el significado e historia de su nombre buscó y encontró Querida Alejandría, a pesar de que el libro no ha sido destinado a mi amada España por su casa editorial
. (MGE)


Querida María:


Me he leído Querida Alejandría de una sentada, me ha absorbido.


La foto que adjunto es del momento de la única pausa:



Leerlo ha sido amable y ágil, como se hace cuando se relee un diario.
Gracias a tu libro/sus cartas he disfrutado, he sufrido, he llorado, he sentido orgullo y me he estremecido con cada coincidéncia, todo eso en 3 horas o en lo que es lo mismo, 2 barritas y media de incienso Mapa de Mina.


Tengo amontonadas mil sensaciones, que lo único que me piden es meditar un rato; es muy tarde y mañana he de acudir a la oficina, pero respiro con una profundidad que me aleja de esas obligaciones y sólo me permite pensar, el mantra del Faraón hasta dormir será lo más apropiado, pero necesitaba decirte que:


Sin lugar a dudas, eres la mejor evolución de las que he sufrido desde lo del reiki.


El libro es lo que ha de ser, es natural y elegante, es bonito, pero duro, es realista sin olvidar la fantasía, me ha encantado.


Con cada palabra he podido abrazarla, y la sugestión ha sido tan fuerte que mis brazos se han alargado tanto que me abrazaba a mí misma.


Tal vez sea culpa de la infusión poderosa que me hecho para leer...
jejeje


(por si te preguntas era una mezcla de jazmín+té+salvia+leche, estaba exquisito, si tengo la oportunidad te prepararé uno que son muy populares mis brebajes, semejan Soma, sin ser alucinógenos).


No conozco el motivo de Norma para no acercar el libro a España, considero que tendría que ser uno de esos libros que "ofrecen" en el instituto, ellos mismos se vetan el negocio, pues es un libro tan agradable, ameno y repleto de emociones y datos históricos, que lo natural sería sugerirlo en todas las escuelas.


Merece el mismo reconocimiento que merece su protagonista.


Haré lo que esté en mi mano, creéme.


Me dirigí a tí para conocer dónde comprar tu libro y en lugar de una tienda encontré a una persona que si hubiera encontrado cara a cara, habría invitado a mi casa.


Mil gracias por todo, afortunados son quienes te rodean, que bien te cuiden.


Sinceramente tuya, antes de saberlo:


*Selene-Hada*




P.D. la tercera barrita que había encendido leyendo Querida Alejandría está en su fin, justo ahora (qué cronometrado).

La luna, la estrella y Cleopatra Selene

Posted by María García Esperón


Moneda del rey Juba. En el reverso, Basilissa Kleopatra (Reina Cleopatra)

He encontrado un excelente documento de trabajo del curso que imparte la profesora Luciana Romar en el Instituto San Román de Buenos Aires, relacionado con Querida Alejandría. En uno de los reactivos, se resalta la siguiente frase de la novela:


“A la vista de la diosa arrastrada como trofeo, la parte los Tolomeos que había en mí encendió el culto a las estrellas y decidí asociar a mi nombre la estrella de Isis, que es Sirio, la resplandeciente. Dibujaría mi nombre como un jeroglífico: la luna en creciente enmarcando la estrella.” (p. 82)


A continuación se pide a los alumnos que dibujen el jeroglífico que representaría el nombre de Selene.


Dentro de la ficción, atribuyo a Selene la decisión de expresar su nombre con ese asterismo. Leo en el monumental Jesus was Caesar de Francesco Carotta la razón de que la luna y las estrellas comenzaran a incluirse en la propaganda romana: "En las monedas de César, este creciente interés en el Oriente encontró su expresión no solamente en la orientalización de su cruz solar, sino también en el uso simbólico de la luna y la estrella que aparece en su acuñación imperial". (p. 99)



Moneda de César (antes de su asesinato en el 44 a.C.)


Moneda de César (lo muestra idealizado)

Francesco Carotta explica que la estrella de César debe interpretarse como la estrella de Venus, diosa equivalente a la oriental Astarté, simbolizada en Asiria por su estrella (de 6 puntas).


La idea propagandística expresada en el simbolismo de los astros en las monedas sería la inclusión imperial del Oriente (y por extensión, las provincias africanas). Así, encontramos la media luna y la estrella (el que llamé "jeroglífico" de Cleopatra Selene) en una moneda de Octavio Augusto.




Aquí, una vista a ojo de pájaro -aunque acabemos por introducirnos en un monumento fúnebre- a la Tumba de la Cristiana, el sepulcro de Cleopatra Selene en Argelia.


Virgilio, la Égloga IV y Alejandro Helios

Posted by María García Esperón

Cabeza de Alejandro Magno joven

Tú ¡oh, casta Lucina!, favorece al recién nacido infante,
con el cual concluirá, lo primero, la edad de hierro,
y empezará la de oro en todo el mundo; ya reina tu Apolo.
Virgilio (Égloga IV)

La tradición nos inclina, tal vez falazmente, a dar una lectura cristiana a la Égloga IV de Virgilio.
El poeta sería el supremo vidente que pronosticaría el advenimiento del cristianismo.
La Sibila de Cumas, con todo su mundo pagano a cuestas, se transformó en cantata de Nochebuena.


En una de las notas de Le Messianisme de Virgile, de Henri Jeanmaire, se cita la postura de M. R. Eisler, quien en la primera década del siglo XX propuso ver en la Égloga IV una alusión al nacimiento de Alejandro Helios, el hijo de Cleopatra y Antonio, y a los oráculos sibilinos que con todo el saber egipcio mandó fabricar la reina antes del alumbramiento de los gemelos.


En el año 41 a.C, antes del consulado de Polión (a quien la IV Égloga está dedicada), Casio y Bruto han sucumbido, los triunviros Antonio, Octavio y Lépido han fortalecido su poder y a Antonio le ha tocado el Oriente para hacerlo suyo. No era tarea fácil pues debía hacer renacer el cesarismo y retomar la campaña de Partia que la muerte de César dejara inconclusa. Hacia el 40 a.C. nacieron en Alejandría los gemelos Cleopatra Selene y Alejandro Helios.

Otra posibilidad (mencionada por Jeanmaire y de la que tuve noticia gracias a Francesco Carotta) es que Cleopatra hubiera dado a luz solamente a una niña y que buscara halagar a Antonio presentándole gemelos.


Alejandro Helios desapareció de la Historia sin dejar huella. ¿Habrá algún retrato, un busto, una escultura del hermano de Cleopatra Selene?


Evanescente, el misterio de su nacimiento y el de su desaparición se funde con el de la Égloga IV, misteriosa también y como Alejandro Helios, hecha de la misma materia que el sueño.

Virgilio, la Églova IV y Cleopatra Selene

Posted by María García Esperón


Dice H. Jeanmaire en "El Mesianismo de Virgilio" -ensayo de 1930, del que tuve primera noticia en un email que me envió Francesco Carotta y que me sedujo- que si hay una obra misteriosa entre la poesía que nos ha legado la antigüedad es la IV égloga de Virgilio.


El autor francés desmenuza el tópico del poeta-profeta, remonta las alusiones a una videncia que precogniza el cristianismo y describe el ambiente religioso del año 41 a. C. Soplan vientos desde el Oriente y el triunviro Antonio vive su hora alta en brazos de Cleopatra. Todavía está lejos la derrota de Actium y a la especie de pareja divina, a los nuevos Osiris e Isis, Baco y Venus les nacerá un hijo.


Pero nacen dos. Unos gemelos a los que se les imponen nombres estelares: Helios y Selene. ¿Comenzará un nuevo tiempo? ¿Se renovarán los días? Los días arrasan las ilusiones y las profecías y de augurios y videncias, de la esperanza sobre el niño divino solamente queda un monumento circular, la llamada Tumba de la Cristiana, donde un príncipe vasallo de Roma hizo enterrar a su esposa, Cleopatra Selene, para después ser ahí inhumado, aunque nunca lo sabremos con certeza.


Cleopatra Selene. Imagen: www.tesorillo.com

En el ensayo de Jeanmaire, Cleopatra Selene pasa envuelta en un soplo de melancolía:


"Los poetas, cuando toman el manto del profeta, no son siempre adivinos. El destino de los hijos del milagro es a menudo languidecer en las tristezas del exilio. Virgilio no profetizó al Cristo. La pretendida cristiana murió, el año 5 de nuestra era, sin saber nada del cristianismo. La hija de Cleopatra, la hija de Diónisos y Afrodita, en la posteridad de quienes los dioses debían renovar su alianza con la humanidad sobre una tierra rejuvenecida y entregada a las delicias de la Edad de oro, no conoció otro destino que el de ser durante algún tiempo la consorte de un príncipe menor, cuyo reino fue sin gloria y sin independencia, de un apacible soberano preocupado solamente por la manía inofensiva de la erudición".



Juba II. Imagen: www.tesorillo.com

Una apasionada de la Historia y Querida Alejandría

Posted by María García Esperón



He recibido desde España esta carta de una apasionada de la Historia que ha leído mi novela "Querida Alejandría".

Me llena de alegría no haber defraudado su nostalgia por la belleza de ese mundo perdido, su paciente reconstruir a la medida de su sueño los rostros de Octavia, Marco Antonio, Cleopatra, Alejandro Helios y Cleopatra Selene...


Querida María, ayer me leí con tanta avidez "Querida Alejandría" que me he pasado toda la noche soñando con ellos.

¿Qué puedo decir que no te hayan dicho ya?

En más de una vez se me saltaron las lágrimas y tenía que esperar que mis ojos pudieran volver a enfocar para poder seguir leyendo. Sobre todo me ha emocionado todo lo que concierne a Octavia y a Marcelo, qué gran mujer.

Me ha gustado mucho la huída de Alejandro Helios. El imaginarlo libre me alegra por dentro.

Escribes con mucho sentimiento y lo transmites a quien te lee.

Un abrazo fuerte.
Abisinia de Etiopía

Querida Alejandría: la reseña de León Béjar

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León Béjar es un joven lector a quien aprecio muchísimo. Gracias a él he podido volver a vivir mi novela El Disco del Tiempo como toda una aventura. Ahora me ha sorprendido con sus comentarios sobre Querida Alejandría. Para León, mi agradecimiento y toda mi amistad.


Querídisima María:


Recién termino Querida Alejandría, tengo que confesarte, que el libro lo empecé ayer; no porque no me interesara, simplemente me alejé un poco del mundo literario, y perdí valiosos meses, en los que pude continuar con muchas cosas que empecé.
No tengo palabras para describir lo que sentí al meterme al violento, pero a la vez fascinante mundo romano. A través de los heroicos personajes, los cuales me parecieron verdaderamente fascinantes, sobre todo Farses y Helios, ambos dispuestos a pelear por un ideal, la libertad de vivir.
Y por otra parte tenemos a Selene, que opta por el camino del amor, prefiere quedarse con Juba a realizar el destino que la Sociedad había planeado para ella.
Muy buen principio, el libro ya te interesa sin haber completado la primera página, y la narrativa muy constructiva, dirigida a Alejandría, pero a la vez al lector, que se vuelve tácitamente aliado de Selene y Helios.
También me gustaría expresarte mis más sinceras disculpas, pero quiero que entiendas que en general me alejé de los libros, y que en cuanto toqué Querida Alejandría, no lo pude soltar.
Es verdaderamente impresionante cómo tomas los hechos históricos y los conviertes en una construcción litertaria, que puede resultar un aprendizaje para todos.
Personalmente, me encantaron los personajes de Basilio y de Farses, dispuestos a morir por lo que creían correcto, y que, a final de cuentas sale siendo lo más importante: la libertad.
Sin más por el momento, me despido calurosmente, y ahora si, comprometiéndome a releer nuestro blog (El Disco del Tiempo) para reanudar mis aproximaciones al mundo minoico, y a la espiral del disco de Festos, si puedes envíame Sibila.
Te quiere,
León

Los personajes de Querida Alejandría en el blog de una apasionada de la Historia

Posted by María García Esperón


Cleopatra, Julio César, Marco Antonio, Octavio, Cesarión, Antilo, Tolomeo Filadelfo, Alejandro Helios y por supuesto, Cleopatra Selene son los personajes de esta novela.


Para encontrarlos en la Historia, visita el blog Libros, Historia y Personajes que han marcado una época







Reseña de Querida Alejandría por Anabel Sáiz Ripoll

Posted by María García Esperón Etiquetas:

Recomendación Juvenil en Pizca de papel


Querida Alejandría,
de María García Esperón,
Bogotá, Grupo Norma Editorial, 2007.
146 págs., Premio Norma Fundalectura 2007.


Literatura juvenil, Novela histórica

Por Anabel Sáiz Ripoll, especialista en Literatura Infantil y Juvenil


Querida Alejandría es un relato epistolar escrito con exquisita sensibilidad, ya que María García Esperón maneja una prosa llena de sentimiento, cercana a la poesía para desgranar todas las vivencias e inquietudes de un personaje histórico, poco conocido, como es Cleopatra Selene. La fama de su madre, la gran Cleopatra eclipsó a su hija y le robó la identidad que, de alguna manera, le devuelve María García Esperón en este libro, que ha sido distinguido con el Premio Norma-Fundalectura 2007.

Tras la caída de Alejandría en manos romanas, Marco Antonio y Cleopatra se suicidaron para no aparecer derrotados ante la gran Roma, pero sus hijos sobrevivieron y, pese a que fueron muy bien tratados por Octavia, la esposa de Marco Antonio y hermana del emperador, no dejaron de ser rehenes dorados que tuvieron que desfilar de una manera humillante ante el pueblo romano envueltos en cadenas, de oro, eso sí; pero cadenas al fin.

Cleopatra Selene escribe cinco cartas conmovedoras a su ciudad, Alejandría, “porque te extraño, te sueño y reconstruyo tus calles y tus fragancias y los gritos de tus vendedores y tu lengua sorprendida en la encrucijada de los dioses”. Cada una de estas cartas constituye un capítulo que empieza con las cinco letras primeras del alfabeto griego y no es por azar, sino porque María García Esperón quiere recordar, de esta manera, los cinco distritos en que se dividía Alejandría; mejor dicho, quiere recordarlo Cleopatra Selene.

Gracias a estas cartas vemos un alma sensible, instruida y culta que añora su patria, que recuerda a sus padres y que a veces se deja llevar por el fatalismo de su destino, aunque también siente ilusión como cuando la destinan a Juba, otro hijo de rey desposeído, con quien reinará en la Mauritania romana, favoreciendo un oasis de cultura y de paz en esa tierra afrricana.

Cleopatra habla de las costumbres romanas, escribe acerca de sus hermanos, ve con preocupación, desde el presente, cómo lo que ocurrió en Alejandría estaba cantado; tiene palabras de piedad para sus padres y para ella misma. Escribe en primera persona del singular y siempre se dirige a un tú, en ese caso una ciudad que se humaniza gracias al apóstrofe continuado que emplea la autora.

De alguna manera Querida Alejandría es un relato alegórico que introduce a los lectores –jóvenes o no- en un mundo fascinante, que nos habla de la cultura egipcia y griega, con admiración, y que recuerda la fuerza romana y, sobre todo, al gran César, amante también de la madre de Selene. Las intrigas palaciegas por conseguir el poder hicieron que Selene fuese la última descendiente de los Tolomeos y, acaso, del propio Alejandro Magno. Habla de la debilidad de los gobernantes, de Octavio Augusto que enfermaba en cada batalla; de la crueldad de las guerras; de lo duro que es vivir fuera de la patria y de una serie de elementos que hacen de la novela un mosaico vivo y fascinante de una época que ya pasó, pero que aún sigue despertando fascinación y admiración entre el mundo.

El libro termina cuando Cleopatra y Juba contraen matrimonio y la joven princesa se despide de su ciudad, a la manera del Aleph borgiano, evocando todo lo que, en su ensoñación de recién desposada, cree ver y que le lleva a Alejandría, a sus gentes, a su futuro, a su destino: “…vi mi tumba junto al mar, monumento circular sin cesar labrado por el viento y, más allá de cordilleras y ríos salvajes…”.

Querida Alejandría es un libro que nos acerca a la historia antigua, de manera humana, viva y llena de riqueza. La autora, insistimos, emplea una prosa llena de cadencias, de ecos, que se paladea, que sabe a tierra, que sabe a río, que sabe a Alejandría.

Resumen de Querida Alejandría

Posted by María García Esperón


Querida Alejandría


Resumen


Cleopatra Selene es la joven hija de la reina de Egipto, Cleopatra VII y el general romano Marco Antonio. Vive en Roma como rehén del emperador Octavio y ha sido educada por la hermana de éste, la noble Octavia, quien recibiera en su casa a ella y a sus hermanos al morir sus padres de manera trágica.


A los 14 años le anuncian que va a casarse con el príncipe y es cuando decide escribir su vida en la forma de una serie de cartas dirigidas a su ciudad, Alejandría, la capital del reino egipcio-macedónico fundada por Alejandro Magno. Al comenzar a escribir se va al pasado, tratando de recordar lo más posible de su infancia en el palacio de Alejandría, junto a su hermano gemelo Alejandro Helios, su pequeño hermano Tolomeo Filadelfo y su medio hermano Cesarión, hijo de Cleopatra y de Julio César.


Gracias a sus memorias, Cleopatra Selene comprende que su historia personal está profundamente relacionada con la historia de su país, Egipto y con la historia de Roma. Recuerda cómo a muy corta edad su padre Marco Antonio nombró reyes a ella y a sus hermanos de varios países del norte de África y de Asia, cómo se enemistaron sus padres con Octavio y cómo llegó el rey Herodes de Judea hasta Alejandría para convencer a Marco Antonio que demostrara su fidelidad a Roma asesinando a su amada Cleopatra.


En los recuerdos de Cleopatra Selene, la Historia sigue su curso. Ella cuenta la batalla de Actium, que marcó el triunfo definitivo de Octavio sobre Marco Antonio y Cleopatra y cómo a partir de esa derrota sus padres tomaron la decisión de suicidarse y Cleopatra se dedicó a probar venenos en sus esclavos, lo que descubre Cleopatra Selene al lado de Antilo, hijo de Marco Antonio, quien sería asesinado en la toma de Alejandría por los romanos.


Alejandría cae, Marco Antonio y la reina se suicidan y Cleopatra Selene y sus hermanos pasan al poder de Roma. Su querido hermano mayor Cesarión es asesinado por órdenes de Octavio. Su hermanito Tolomeo Filadelfo muere al término de la ceremonia de triunfo con que se celebra la victoria de Octavio sobre Egipto. Octavia trata de que su vida sea lo más suave posible, pero es muy duro para los gemelos convivir con los hijos de los triunfadores y soportar los insultos que los romanos dirigen a su madre. Toman clases con Deífobo, el maestro griego, y en una visita al altar de la Victoria, Cleopatra Selene conoce al joven príncipe Juba, hijo de un rey africano que fue vencido por Julio César y a quien el noble romano adoptó. Juba también tuvo que desfilar en una ceremonia de triunfo cuando era un niño, al igual que Cleopatra Selene.


Aunque es muy joven, Cleopatra Selene se enamora de Juba, quien es enviado a la guerra en España y combate valientemente a pesar de que sus intereses se inclinan hacia el conocimiento y la filosofía. Octavio ha decidido que Juba y Cleopatra Selene se casen y gobiernen como vasallos de Roma el reino de Mauritania. Esto a la joven le llena de alegría, pero tiene también el dolor de que su hermano gemelo, Alejandro Helios, le manifieste que detesta a los romanos y que considera a Juba un perro cobarde.


Una noche, Alejandro Helios despierta a Cleopatra Selene y le avisa que su fuga de Roma está preparada y ha sido planeada por una sociedad secreta. El autor es un esclavo de la casa de Octavia, llamado Farses, quien en realidad es un noble persa y ha jurado defender la sangre real de Alejandría.


Con todo el dolor de su corazón, Cleopatra Selene decide quedarse en Roma al lado de Juba y pide a su hermano que realice su propio destino. Al día siguiente, le informan a ella y a Octavia que Alejandro Helios fue encontrado muerto en el Tíber. Un presentimiento le dice a Cleopatra Selene que se trata de un engaño y que su hermano no ha muerto.


Juba en una conversación posterior le revela que él estaba al tanto de todo, y que también prometió proteger a los hijos de Cleopatra y Marco Antonio, porque aunque ella no lo sabía, él había estado en Alejandría en los días de la derrota y había conocido a Farses. Fingir la muerte de Alejandro Helios había sido necesario, pues los romanos no hubieran vacilado en matarlo por considerar que podría encabezar la sublevación de Egipto. Un joven macedonio, llamado Alejandro también, se había sacrificado, muriendo en lugar de Alejandro Helios.


Con la descripción de la boda de Juba y Cleopatra Selene, hecha a la manera romana y llena de simbolismo y esperanza llegan a su fin las cartas que Cleopatra Selene le escribe a su ciudad, Alejandría.

El mundo de Cleopatra Selene

Posted by María García Esperón

[juba.jpg]Pocos periodos de la Historia Universal han sido tan ricos como el del Helenismo.

La confluencia de tres civilizaciones –egipcia, griega y romana- ocurre en la Alejandría de los primeros siglos de nuestra era. Una ciudad que se caracterizó por dar una importancia inusual hasta entonces al conocimiento. La Biblioteca y el Museo crecieron con Alejandría, proyectados por el fundador, el primer Tolomeo y llevados a su culminación por su hijo, Tolomeo Filadelfo.

En Alejandría, Aristófanes de Bizancio hizo el primer diccionario. Aristarco de Samos vislumbró el hecho de que la Tierra gira alrededor del Sol. Hiparco de Nicea descubrió la precesión de los equinoccios y Eratóstenes de Cirene calculó la circunferencia de la Tierra. También se tradujo la Biblia al griego, en la versión que conocemos como Septuaginta. Y se dio un proceso de fusión de cultos que desembocó en el poderosísimo de Isis y en el de Serapis.
Las personalidades que se enfrentan en ese siglo 1 a.C. son fascinantes. Julio César, Pompeyo, Cleopatra, Marco Antonio, Octavio... La batalla de Actium, en la que se deciden los destinos de Egipto, es una de las emblemáticas de la Historia. 

Escritores e historiadores han vuelto incansablemente a considerar y repensar esta Historia y estos personajes históricos. El aporte de Querida Alejandría consiste en buscar las motivaciones y sentimientos de quienes hasta ahora habían sido dejados de lado: los hijos de los protagonistas del drama alejandrino del siglo 1 a.C.

La figura de Cesarión ha sido tratada en un poema admirable de Cavafis. Cleopatra Selene y Juba han aparecido en algunas novelas de Terenci Moix, y en algún estudio histórico. Cleopatra Séptima ha sin duda opacado con su brillo y su leyenda lo que constituyó su propio mundo y a sus propios hijos, pero una de las posibilidades de la ficción, en este caso de la novela histórica, es la aventura inigualable de desentrañar del olvido un fragmento de existencia.

La tumba de Cleopatra Selene

Posted by María García Esperón

"La luna se oscureció al levantarse en el poniente
cubriendo su nocturno sufrimiento.
Porque vio su bello nombre, Selene,
descender sin aliento al Hades..."
(Epigrama de Krinagorasis a la muerte de Cleopatra Selene,
reina de Mauritania. Siglo I d.C.)
Llamada tanto Tumba de la Cristiana, como Tumba de la Romana -Kbar Roumia- y Mausoleo Real de Mauritania, el monumento sepulcral de la hija de Cleopatra Séptima y Marco Antonio se levanta en un enclave típicamente mediterráneo en territorio de Argelia, entre Argel y Cherchell, la amada Cesarea de Juba II.
Erigida sobre una cresta de las colinas de Sahel, domina la planicie de la Mitjida y mira al mar, a un golfo que los españoles denominaron como "Bahía de la Mala Mujer", por llevarlos las leyendas a creer que el sepulcro era el de Florinda, la Cava, la hija del conde Julián por el que también en las leyendas se perdió España.
Kbar, o Kobor que significa tumba en fenicio, pudo ser identificada con Cava, el epíteto despreciativo que se le impuso a Florinda, (de una palabra árabe que significa prostituta), alegoría de la derrota, como en su tiempo y lugar Cleopatra Séptima, como en su tiempo y lugar Malinalli-Marina.


Las medidas, los datos, arrojan que el volumen del monumento es de 80 mil metros cúbicos. Su altura, 32.4 metros y su diámetro, pues es circular, 60.9 metros. Se puede describir como un tambor cilíndrico sobre una base cuadrada. Esta rodeado por 60 columnas jónicas con función más de decoración que de soporte y cuenta con 4 puertas dirigidas a los 4 puntos cardinales. En cada una de sus molduras hay una cruz. (Esto justificaría uno de los nombres del monumento: La Tumba de la Cristiana.)


El monumento fue mencionado por el romano Pomponio Mela, -monumentum commune regiae gentis- en la cuarta década de nuestra era, cuando el reino de Mauritania, vasallo florecido bajo Augusto que a fin de cuentas lo inventó, es anexionado sin pudor por Calígula después del famoso incidente de la capa de púrpura del joven Tolomeo, hijo de Juba y Cleopatra Selene, al que el príncipe loco mandó asesinar.


Leyendas de tesoros enterrados llevaron al pachá Salah-Raïs -que reinara de 1552 a 1556-, a enviar un grupo de excavadores a la tumba de Cleopatra Selene. Una nube de avispas disuadió a los operarios, que manifestaron haber visto el fantasma de una mujer y escuchado su voz pidiendo socorro.


En el siglo XVIII, Baba-Mohamed-Ben Othmane, pachá del Argel de 1766 a 1791, hizo demoler a golpe de cañones el revestimiento este del monumento.


Excavaciones arqueológicas a la manera del siglo XIX fueron llevadas a cabo por Berbrügger y Mac-Carthy en 1865, bajo el patrocinio de Napoleón III. Ellos descubrieron la verdadera entrada del monumento, situada bajo los cimientos bajo la falsa puerta del este.
Se trata de una puerta de 1 metro de alto que abre a una baldosa corrediza que fue encontrada rota. Detrás, un corredor conduce al llamado vestíbulo de los leones, donde todavía pueden verse un león y una leona esculpidos en relieve sobre el acceso al corredor interior. ¿Podrían representar a Cleopatra Selene y a Juba II?
El vestíbulo es abovedado y mide unos 5 metros de largo por dos de ancho y 3 de alto. Siete escalones llevan hacia arriba a una galería circular. Ésta sigue un trazo circular horizontal que forma un círculo casi completo: parte de la falsa puerta del Este y pasa sucesivamente detrás de las falsas puertas del norte, del oeste y del sur... antes de conducir hacia el centro del monumento.
Al final de la galería, una puerta abre a otro vestíbulo y un corredor lleva a la cámara central abovedada. Está orientada norte-sur, con la entrada hacia el este. En cada una de las paredes norte, sur y oeste hay un nicho vacío.


Vacío.


La Tumba de la Cristiana fue encontrada vacía. Nada en los nichos, nada en la cámara central. Ni un solo mueble, ni una sola estatua votiva... Todos los intentos por encontrar cámaras ocultas han resultado infructuosos.


Su logica, su voluntad de escondite de secretos, se revela muy afín a los hipogeos egipcios. Construcción bereber, de los príncipes del norte de África -inspirada en el Medraceno, la tumba de Masinissa, ancestro de Juba, también en territorio argelino- con revestimiento griego y por supuesto, con alma -ba, ka- egipcia.

La Memoria y la Inspiración

Posted by María García Esperón

Para empezar a hablar de este libro que pretende asomarse a muchos textos, no hay como la definición que da Jorge Luis Borges: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación. Y sigue diciendo el gran argentino: el libro es indudablemente enriquecido por los lectores.


Pues vamos a hablar de un libro enriquecido. A  un año y medio de su publicación en Colombia, a un año de su lanzamiento en México, Querida Alejandría es ya portador de mundos infinitos: los mundos de sus cientos de lectores, que aceptaron –yo lo vi- hacer con Cleopatra Selene una experiencia de memoria, una experiencia de imaginación.


Ha dicho nuestro extraordinario Sergio Pitol una de las frases más bellas que pueda haber: “la inspiración es el fruto más delicado de la Memoria”. Y hace más de un siglo Bernard Shaw dijo que la biblioteca de Alejandría fue la memoria de la humanidad. En la biblioteca se leía, se lee... Leer es para mí en este momento, a propósito de Querida Alejandría, recordar una historia: la historia de Cleopatra Selene.


Ahora sé que al escribirla, me hice un plan y un propósito: estar presente en su pasado. No quedarme en la barrera de lo inmediato, sino plantarme en el redondel del acontecimiento vivo, como en el mundo de los toros, donde se juega la vida y la muerte. Más que escribir una novela, quise tener la experiencia inmediata de ese pasado.
O Cleopatra Selene lo quiso a través mío, cuando la descubrí en un libro, asomada al mirador de los sueños de la historia parada en las puntillas en sus pies de niña.


Y entonces la memoria me otorgó ese su fruto delicado: la inspiración. A través de ella me transporté al corazón de antiguos sucesos, a su propio tiempo, en un viaje privilegiado lleno de aromas, melodías, sentimientos amorosos, nostalgias, ambiciones y derrotas, nostalgias de nuevo, dolor por lo perdido.


¿Por qué emprender ese viaje? ¿Por qué recordar? ¿Por qué escribirle a Alejandría?


Cleopatra Selene encuentra la razón en las primeras páginas de la novela, en las primeras líneas de su larga carta:


“Porque te extraño...”
“Porque como te extraño, te sueño y reconstruyo tus calles y tus fragancias y los gritos de tus vendedores y tu lengua sorprendida en la encrucijada de los dioses. Te sueño y me fatigo porque tengo que inventarte y por un instante de felicidad intolerable te habito... y despierto y lloro sobre el recuerdo inasible del sueño. Y miro a tavés de la ventana y pienso que más allá de los pinos de los bosques romanos está el Delta del Nilo y estás tú, Egipcia y Macedonia, Faraónica y Tolomea, lectora insaciable de tu propia biblioteca, ciudad hermosa, ciudad para siempre mía.
Tú sigue viva, Alejandría...
Hazlo por mí”.



Cleopatra Selene recuerda y a diferencia de los historiadores romanos su recuerdo no es para glorificar al príncipe, ni para ensalzar la edad augusta, ni por exigencias administrativas o políticas sino para poner en orden el mundo, su mundo. Cosmos en el caos. El infierno está ahí, por debajo y detrás de su espalda. Sabe que sobre su cabeza y la de Alejandro Helios pende una espada, el menor movimiento en falso hará que esta acabe con su vida, como acabó con su madre, su padre y su adorado hermano Cesarión. Los monstruos, los temores, las pesadillas, las inseguridades, la desesperanza la rodean –como nos rodean a cada uno de nosotros-. Pero al escribir las primeras palabras de su carta, al redactar “Querida Alejandría...” se aleja del presente hacia el pasado y descubre otras regiones del ser, otros niveles cósmicos, recuerda y ordena y se conecta con el tiempo original.


Su memoria es sencilla, honesta, -"te escribo, Alejandría, con sencillez y con asombro"- tiene rectitud y esto convierte el hecho de recordar y de escribir lo que se recuerda en algo ritual, sagrado.
El pasado, así recordado por Cleopatra Selene se convierte más que en el antecedente del presente, en su fuente. La memoria y su fruto delicado –la inspiración- no reconstruyen el pasado como si fuera un parque temático, tampoco quieren abolirlo, sino tender un puente entre el presente y ese más allá...


Y entonces de la Memoria, de la Imaginación... brota Alejandría... la ciudad del sueño de Alejandro, la dividida en 5 barrios con las letras del alfabeto griego en áureo acróstico: Alexandros basileus genos Dios ektise genos aeimneton. (Alejandro rey hijo de Dios construyó una ciudad memorable).
La Ciudad del Faro. La Ciudad del Museo. La Ciudad de la Biblioteca.
Nunca tantas cosas han sido pensadas por tantos sabios extraordinarios en un solo lugar:
la Biblioteca.


Aristarco de Samos entrevió el giro de la tierra alrededor del Sol, calculó las distancias relativas entre el sol, la tierra y la luna. Hiparco de Nicea vislumbró la precesión de los equinoccios. Aristófanes de Bizancio edificó el primer diccionario. Euclides alumbró su geometría.


La Biblioteca... ¿qué era, que no es la biblioteca sino un diálogo con la cultura?
Y el diálogo no se puede quemar. Cuando los árabes tomaron Alejandría en el siglo VII la cultura grecorromana estaba exangüe. Ya los cristianos habían despedazado a Hypatia y arrancado las inscripciones jeroglíficas del templo de Filoé para borrar sus sentidos deslumbrantes. El Islam no quemó el diálogo. El Islam tradujo y comentó a Aristóteles en las estrellas gemelas de Bagdad y de Córdoba. El diálogo continuó en otras lenguas y en otras bibliotecas, como en la cordobesa de Al Hakim...


Y Alejandría... la historia, el tiempo, los desastres naturales la sumergieron, la asulagaron y los arqueólogos submarinos quieren traerla de vuelta mientras miran a través del agua turbia los ojos de Tolomeo, de Cesarión, del magnífico Serapis...


Yo le escribí una larga carta a una ciudad que ya no existe, a una biblioteca quemada, borrada o sumergida, a un faro de ojo ciego... y hoy constato que esa hermosa sumergida, esa bella durmiente ha respondido, a través de la emoción de los cientos de lectores colombianos que han hecho de este un libro vivo.


Espero sinceramente que este libro que tiene tanta esperanza no naufrague en el mar de la indiferencia, que no sea reo de la falta esencial del alma: el olvido, que nuestra Querida Alejandría se siga construyendo como una extensión de la memoria y la imaginación.
Presentación de Querida Alejandría
Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil
México 2007